Poesias a una Madre

en medio de la Distancia

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“ADELANTE SUAVE CHIQUILLA MADRE” 

(MONOLOGO A MI MADRE)

           Estoy como el pajarillo afortunado que tejió su nido en un frondoso árbol, lleno de frutos silvestres, de los cuales no se priva de comer libremente.  Así es tu amor y yo.

¿Cómo estas?  Cuéntame de esos sueños desnudos que aun despeinan tu mente, del amanecer, de las mañanas en que despiertas enamorada del joven despertar, pues alguna idea noble ha sídote engendrada en tu ternura y pretendes alumbrar para de alguien el bien.

          Sí, créote hermosa y llena de virtudes muy positivas.   Entre una nación de reinas, tu mi preferida.  La autora de mis días, el instrumento de amor que trájome a este mundo de esperanza.  

Te quiero, mi mami lejana, un poco distante, no mucho, solo lo correspondiente al precio de alguna que otra libertad.  Pues sabias que todo en la vida tiene un valor, una paga y cuando veas que algo en esta tierra es gratuito, no té emociones, pues su fortaleza ha de ser algo como la espuma.  

¿Pero ahora dime como estas?  No me lo  escribas, pues ya yo lo escucho desde mi asiento.  Eres humana, eres mujer, fuiste sembrada por sentimientos, por negras espinas, por dulce amor, eres virtuosa, llena de anhelos, quizás anhelos sin cultivar.

 Quizás los hombres en sus  desvelos de tu semilla no han  de cuidar.  Mas yo  te creo dueña de un mundo todo cubierto de hermosos  tesoros, todo saturado de oleadas de amor sincero, de besos sensibles, de latidos suaves de un alma sentida quizás por de este mundo todo su mal.  

Pero madre de madrugadas insomnes, madre de tardes de llorar, da gracias a dios por la gloria de una lagrima saborear.  Se dé muchas madrecitas ignoradas por el mundo, pues sus ojos son los vírgenes que nunca necesitaron llorar, que nunca sintieron lo horrible de ver a otros callar, y por eso ese nombre que se le dice mama es tan pequeño que el hombre de seguro no vera. 

  Porque madre de hijos buenos y cercarnos sin tenerlos que anhelar, sin pasar oscuras noches en lamentos y tristeza, acurrucada a las tiernas tardes de belleza, de mimos, de amar, no es esa madre, dueña mía, es mentir a una mama, no mujer de piel curtida, de sangrada realidad.   

Es ser una blanca hoja prendida al árbol muy fuerte, ignorando su futuro, toda egoísta de muerte.  Mas si el viento te llevare sobre turbias y negras aguas, donde ahogarte solo crees en oscuro navegar y si la tormenta furiosas tirote sobre las piedras sacudiéndote tus vestidos y tus sienes  ves sangrar, piensa lo hermoso y lo doliente de aquella roca su herida que de no ser por la corriente jamás tu reconocieras.

          nunca bajes esa frente, ya surcada por los años, nunca enjugues una lagrima con el paño del olvido, jamás creas que es engaño o en vano lo sufrido.

 como alegre segador ve segando por el camino, lleva prestas dos alforjas en tus manos de sembrador, una para bellos aguinaldos, y otra para del dolor la flor.  Y muy a prisa, fiel criatura,  levanta tus dos fortunas, no muy alto, hasta que dios té alcance con su mirada y da gracias sin ninguna duda.   

Ayer sentí el recibo de dos regalos, uno negro y desconocido y el otro de oro afinado.    Mas la ropa del oscuro no detuvo ayer mi mano, olvideme de el color y corría hasta su pecho, allí un traje de amor deslumbró mi ser perplejo.  Era basto de alegría, mi corazón saciado con el negro y despreciado regalo que al parecer tenia.  Mas llena de complacencia fui cierta al oro fino y al penetrar en su esencia vi que era cruel destino.

 si madre de pulcro andar, ten cuidado en esta vida correr segura ante un andar sin registrar bien  la partida.  No desprecies nunca nada en tu camino hacia dios, no rehúses sus miradas, créelo a él, el creador.  Si mañana dio a tu ser una hiriente bofetada, alábale, por su poder y créete necesitada.  Si esta tarde fue un beso lo que amante té lego, piensa que poco aprendiste comparado con mañana que será dura bofetada, pero nunca te olvido. 

Huye de llorar tu suerte como lastimera magdalena, escápate de las quejas que enlutan los despertares, que hacen las  noches negras, viejas y a los niños ignoran.  Apúrate a dar un beso aunque sobre afiladas espinas tus labios veas sangrar, quizás el brillo de tu herida sea de aquel hoy el sanear.

Los días pasan amada, se escapan sin dar razones, horas engendran corazones sin vida y sin alboradas.  ¿tu tienes algún secreto de decirles alos presentes?  ¿a esos seres casi muertos, marginados y dolientes?  ¿se esconde sobre tu pecho alguna noble razón que pueda servir de reto a algún muerto corazón?  Claro que sí madre:  ¡cristo!  El mismo que tu me presentaste.

          no dejes que el ave gris de la  tristeza anide en tu coronada cabellera, piensa que guardas en tu  cerviz la verdadera respuesta de dios, su gran promesa, la salvación esta en ti.  Madre que gloria la que cubre tu ser, que esperanza la que madura tu ceno, la presencia de dios, su gran poder, y que eres libre del infierno.  Corre cual ave despavorida y riega la semilla de tu dios, muy pronto bajo fuerte árbol de vida su sombra disfrutaras con amor.

 

          ¡adelante! ¡suave chiquilla!  A seguir el camino sin fluctuar, a seguir sembrando florecillas de gozo, de salvación, de eternidad.

          marilyn usuamintiaga ®1982

 

 

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